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miércoles, 21 de agosto de 2013

EL GRITO DEL ESPAÑOL DON JUAN ROMERO DE FIGUEROA. LEGÍTIMO DE GIBRALTAR 1.646 - 1.720.

«De día oraba a Dios y de noche me aprovechaba de sus tinieblas para llorar. Salía a recorrer las puertas de mi templo, llevando por compañeros el miedo y el dolor. Muchas veces barriendo los ladrillos de esta Santa Iglesia, regué el suelo con el sudor de mis ojos. ¡Oh patria mía! Yo no te dejaré y mis cenizas se confundirán con las tuyas».

                                                                Don Juan Romero de Figueroa. 1.704

Juan Romero de Figueroa (Gibraltar, 16 Septiembre de 1646 - 7 Julio, 1720) fue el Párroco católico español de la parroquia de Santa Maria la Coronada y San Bernardo durante los últimos años antes de la ocupación colonial de Gibraltar y tras la llegada de la flota anglo - holandesa en el transcurso de la guerra de sucesión española por parte de los partidarios del Archiduque Carlos de Austria.

(Cabe recordar que Gibraltar estaba del lado del pretendiente francés Felipe).

Parroquia de Santa Maria la Coronada y San Bernardo construida en 1462 fue consagrada esta iglesia cuya construcción se realizó sobre los mimbres de una mezquita anterior a la reconquista de Gibraltar, a cargo del primer duque de Medina Sidonia.

Aquella toma tiene un segundo vestigio histórico que rinde gloria a la memoria de España: el escudo de armas de los Reyes Católicos tallado sobre piedra.

Los  padres  de Romero de Figueroa eran Álvaro Martín y Leonor Vázquez.

Él tomó las órdenes menores en 1661, y fue designado el canciller de diputado del Seminario de Cádiz en 1674.

Desde 1682 él tenía su parroquia en Gibraltar y era el sacerdote de la Iglesia de Parroquia de Santa María el Coronado el 4 de agosto de 1704 cuando la ciudad capituló a las fuerzas de anglo holandés.
Con su coadjutor y el campanero de campana, protegió heroicamente su iglesia del pillaje inglés que se produjo en la ciudad después de la rendición.

Otras iglesias en Gibraltar fueron profanadas y destruidas.

 
Don Juan permaneció en su ciudad después del sitio para defender la iglesia de los protestantes Ingleses y siendo uno de los tan solo 60 españoles que permanecieron en la ciudad los primeros años de colonización de la misma por parte de las tropas militares Inglesas. y continuó como sacerdote de la población Católica de la ciudad hasta su fallecimiento, en 1720.

Para facilitar y estabilizar la gobernanza eclesiástica, el Obispo de Cádiz y Ceuta, quien tenía la jurisdicción sobre la iglesia en Gibraltar, lo hizo el primer General de Vicario de Gibraltar.

El altar del Sacramento Bendito en la Catedral de Santa María el Coronado guarda una pastilla de mármol con los iniciales de Juan Romero de Figueroa.

Sus restos mortales se muestran cristianamente sepultados allí.

Romero de Figueroa fue un testigo presencial de la ocupación de Gibraltar.

Sus cuentas de las atrocidades tras la capitulación a los partidarios españoles del Archiduque Carlos  y los primeros años del dominio británico sobre la ciudad son notables.

Dos trabajos principales fueron producidos por él: las anotaciones en Gibraltar los registros bautismales que actualmente son guardados en la Iglesia de Santa María los Coronados en San Roque (un municipio donde la mayor parte de los Gibraltareños se instalaron después del sitio 1704 anglo holandés), y por otra parte , un manuscrito que retrata los acontecimientos él contempló.

 Romero de Figueroa comenzó  en secreto a  enviar archivos, joyería religiosa, imaginario y ornamentos a los establecimientos establecidos en el Campo de Gibraltar.

 Él era también responsable del depósito de la estatua de Nuestra Señora de Europa del lugar santo del mismo nombre.

Sobre la captura de Gibraltar en 1704, el lugar santo fue parcialmente profanado y despojado de todos sus objetos de valor por las tropas invasoras que se volvieron atroces tras la ocupación de la ciudad y ante las órdenes ambiguas de sus comandantes.

La estatua de Nuestra Señora de Europa fue mutilada y arrojada bajo las rocas por los ingleses y posteriormente , fue rescatada por un pescador que tomó los pedazos restantes y se los dio a  Romero de Figueroa.

El sacerdote remitió estos restos de la estatua a Algeciras, donde fue reparada y colocada en una pequeña capilla dedicada a San Bernardo, que más tarde fue renombrada a la Capilla de Nuestra Señora de Europa.


Después fue llevado a Gibraltar en 1864, a petición de John Baptist Scandella, Vicario Apostólico de Gibraltar.


Al padre Romero de Figueroa se le debe pues que las estadísticas aún recen mirando a Roma: un 78 por ciento de católicos... ¡en un territorio de británicos! Un culto el católico que es seguido de un 7 por ciento de anglicanos, 4 por ciento de musulmanes (imponente es su mezquita en la Punta de Europa), un 3,2 por ciento de otros protestantes, 2 por ciento de judíos y otro 2 por ciento de hindúes.

Romero de Figueroa deja ese espíritu en Gibraltar de Españolidad arrancada violentamente por los Ingleses.

Con la conservación de este santo lugar, su españolidad es un sólido baluarte ante la ocupación británica y un ejemplo de lucha y rebeldía cuyos ecos aún se hace presente en el Peñon.


                                      GIBRALTAR SIENTE SU CORAZÓN ESPAÑOL

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