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viernes, 12 de junio de 2015

LA COLONIA BRITÁNICA EN GIBRALTAR DESTRUYE LA ECONOMÍA GADITANA Y ESPAÑOLA

El juego online florece en Gibraltar, capital mundial del sector.




El Túnel Admiralty recorre casi un kilómetro a través del Peñón de Gibraltar. En 1942, el túnel se utilizó para planear la Operación Torch, un ataque al norte de África dirigido por Dwight Eisenhower.

A día de hoy, dicho túnel marca un giro de 180 grados en la identidad de Gibraltar. Con una ubicación estratégica, este Territorio británico de Ultramar se ha consolidado en el nuevo milenio como la capital de facto del sector del juego online.
 
Este sector vive un momento de pujanza: en 2014, generó unos beneficios brutos —total de cantidades jugadas menos todos los premios abonados— de 30.000 millones de euros, según los datos facilitados por H2 Capital, lo que supone un aumento del 11 % en comparación con el año anterior.
 
Gibraltar ha sido un enclave tradicionalmente atractivo para los operadores de juego por su generoso marco fiscal. Históricamente, estas empresas se han beneficiado de un impuesto de sociedades bajo, la exención del IVA para sus gastos en marketing y la exención de pagar impuestos sobre el juego en el Reino Unido.
 
En las últimas décadas, empresas británicas y algunas multinacionales —Ladbrokes, William Hill, Bwin.party y, más recientemente, Bet 365—han trasladado sus operaciones online a Gibraltar. Actualmente, hay más de 34 empresas de juego online en este minúsculo territorio que pende de la punta meridional de España.
 
A finales del año pasado, no obstante, la posición central de Gibraltar en el sector del juego se vio amenazada. El impuesto británico basado en “el punto de consumo” para empresas de juego online deslocalizadas que se introdujo en diciembre de 2014 después de años de preparación, implica que las empresas con sede en Gibraltar están sujetas al pago del 15 % de sus ingresos brutos obtenidos a partir de clientes domiciliados en el Reino Unido. Anteriormente, estas empresas eran gravadas en función de su ubicación y no de la de sus clientes.
 
Casi todos los operadores del sector gibraltareño están de acuerdo en que el impuesto en base al punto de consumo llevará a la consolidación del sector. No obstante, mientras que algunos pronosticaron que este impuesto conllevaría la partida de Gibraltar de las principales empresas, todavía hay pocos signos de que el sector del juego deje de estar enamorado de la región.
 
Boylesports, la corredora de apuestas irlandesa, ha sido la última en sumarse a la comunidad de juego online de Gibraltar, al recibir su licencia oficial este mes. De hecho, Continent 8 se está expandiendo dentro de la Roca e incorporando nuevos servidores para responder a una “demanda sin precedentes” del sector, a la vez que las principales empresas cotizadas insisten en que aumentarán su presencia.

“Tenemos previsto expandirnos en Gibraltar” señaló Jim Mullen, el nuevo Consejero Delegado de Ladbrokes, quien visitó a su equipo de Gibraltar este mes, sólo unas semanas después de su nombramiento. “Este nuevo Consejero Delegado visitará Gibraltar mensualmente”, añadió.
 
La empresa de apuestas británica Gala Coral, que posiblemente lance una OPV tras las elecciones generales, trasladó parte de su negocio a Gibraltar cuando la modificación del marco fiscal británico ya estaba en curso. Como muchos de sus competidores, Gala —con una plantilla de 400 empleados— cita la pujanza del ecosistema sectorial del juego en Gibraltar como el factor determinante para el traslado, incluso después de que quedara claro que desaparecerían algunas ventajas fiscales del sector.
 
“Es el mejor sitio para contratar nuevos empleados” comentó Paul Meeham, Director Financiero de la División Interactiva de Gala.
 
En una población de 33.000 habitantes, el sector del juego online da trabajo a alrededor de 3.000 personas, muchas de las cuales se distribuyen en las ciudades españolas aledañas.
 
“Desde 2011 hasta la actualidad, el impuesto en base al punto de consumo ha sido el tema candente, pero contamos con 1.000 puestos de trabajo nuevos en el sector”, comentó Albert Ísola, Ministro de Servicios Financieros y Juego, quien añadió: “Este impuesto no representa una amenaza al sector”.
El sector del juego online de Gibraltar es un caso de estudio antropológico de un entorno empresarial densamente poblado. Los bloques de oficinas de hormigón —reminiscentes de la arquitectura gris de los sesenta—acogen a docenas de empresas competidoras. Los empleados descontentos no tienen más que cruzar el pasillo para encontrar un nuevo empleo.
 
Un antiguo Comisario de Policía de West Yorkshire está al frente de la autoridad reguladora del juego en Gibraltar. Pero la normativa local es tan sólo una pequeña parte del panorama completo para las empresas de juego, que operan en todo el mundo y solicitan licencias en diferentes regiones. Stan James, la corredora de apuestas online, solicitó recientemente una licencia para operar en la lejana Delaware, por ejemplo.
 
“Cada país tiene el derecho de regular el juego como crea oportuno” declaró Scott Longley, Responsable de Contenidos de Regulus Partners, una consultora especializada en el sector del juego, y añadió: “Esta presión no sólo aumentará en Europa, sino también en EE. UU. e incluso, a largo plazo, en algunas partes de Asia”.
 
De momento, Gibraltar ha sobrevivido a la introducción de un nuevo impuesto británico, aunque Longley afirma que “con el tiempo”, puede que algunas empresas “retornen al Reino Unido”. No obstante, más allá del Reino Unido, el sector del juego online —como Gibraltar— sigue expuesto a cambios bruscos en la legislación y en su estatus legal en diferentes países y estados.
Longley sugiere que la edad de oro para las empresas del sector ha llegado a su fin. “El marco fiscal los ha alcanzado y los reguladores —del Reino Unido, Francia, España, Italia y EE. UU.— se han hecho con ellos”, señaló.
 
Para las empresas de juego, a la conquista de nuevos mercados, las legislaciones y restricciones nacionales desentonan con la fluidez del mundo online. El impuesto británico en base al punto de consumo tuvo que lidiar con la dificultad de identificar si la ubicación real de los jugadores está en el Reino Unido, algo inimaginable para el sector tradicional de las corredoras de apuestas que operan en tiendas físicas.
 
“En la actualidad no pensamos a nivel de un país; no pienso nunca en la legislación inglesa, sino en la inglesa, la alemana, la estadounidense, la china”, declaró Peter Howitt, Presidente de la Asociación del Juego y las Apuestas de Gibraltar (Gibraltar Betting and Gaming Association), que presentó un recurso ante los tribunales por el nuevo impuesto británico en marzo. “Todos mis clientes operan en todo el mundo, por lo tanto, ¿cuál es la legislación en todo el mundo?”.
 
A medida que los marcos legislativos vayan evolucionando, las empresas de juego de Gibraltar vigilarán de cerca el cambiante mapa mundial de riesgos derivados de la legislación”. Por el momento, el juego online ha venido a formar parte integral del tejido cultural del territorio.
Meehan, de Gala Coral, señaló que la mayoría de personas en los numerosos bares y pubs de Gibraltar parece formar parte del sector y declaró “No estoy seguro de qué había aquí antes”.
 
Historia del juego online en Gibraltar

El sector del juego aterrizó en Gibraltar en forma de apuestas telefónicas, de la mano de Ladbrokes y BetVictor, que prestan servicio desde Gibraltar desde mediados de los noventa.
Las cosas cambiaron rápidamente: “Llegaron por las apuestas telefónicas, pero a medida que esto se consolidaba, a alguien se le ocurrió que se había inventado Internet”, comentó Phill Brear, Regulador del Juego.
 
Internet abrió las puertas a un nuevo mundo de posibilidades para los jugadores. En la primera década del nuevo milenio, la comunidad del juego online creció. En 2005, la Ley de Juego del Reino Unido (UK Gambling Act), que reconoció formalmente el juego online, dio el pistoletazo de salida al traslado de las operaciones de las principales compañías del sector como William Hill y Jackpotjoy al territorio.
 
El sector se topó con un obstáculo importante en 2006, cuando EE. UU. prohibió el juego online con la Ley de Prohibición de la Financiación de los Juegos de Azar Ilícitos en Internet (Unlawful Internet Gambling Enforcement Act).
 
Como consecuencia de ello, las autoridades gibraltareñas impidieron la prestación de servicios en dicho mercado a las compañías radicadas en el territorio, entre las que se encontraba PartyGaming, que centraba la mayoría de su actividad en EE. UU. y que, posteriormente, se fusionó con Bwin.
 
 


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