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viernes, 3 de agosto de 2012

PICARDO SE DOBLEGA.......ESPAÑA SE REAFIRMA.


Hace ya varios meses, el gobierno títere de la colonia en Gibraltar , lanzó un ordago a la politica de brazos cruzados o stanby de la diplomacia española.

Trás las sondas de profundidad lanzadas y previamente establecidas ( quejas por la pesca española ,sus artes y la repentina preocupación de la colonia por el medio ambiente ), todo ello según guion de la Metropoli, el aprendiz Picardo pretendia marcar un objetivo aún mas macabro pero sobrado de intención.

Hacer una jurisdicción marítima con eco a nivel internacional, entorno a las aguas que rodean el peñon.

Para ello tenia la escusa perfecta, o eso creia él, romper un nefasto tratado de 1999 por el cual los pescadores españoles de la bahia de cadiz podian faenar en sus propias aguas. ¿ Que paradoja no?.

Aludiendo a fastasmagóricos daños sobre el ecosistema marino, el aprendiz de ascendencia española Picardo se puso manos a la obra. Mandó a su policia paramilitar y prohibió sin legitimidad alguna poder faenar en lo que denominaba "sus aguas " que por otro lado  no tiene ni existen, a los pescadores españoles , os ruego leais el tratado de Utrech y si aparece le damos a Picardin and friends un cortijo donde el guste.

Meses de luchas, tensión , de mandar a papa royal navy, hoy 3 de Agosto de 2012 las "aguas" vuelven a su cauce.

Picardin se queda sin aguas, los pescadores faenando y él cada dia más deslegitimado tanto dentro como fuera del peñon.  Es lo que suele pasar a los que quieren ser más papistas que el papa.


Gracias a Picardo la población española a vuelto a mirar al peñon como lo que es, una tierra sin ley, de señoritos españoles renegados, de contrabado,de abusos, de cajeros automáticos sin comisiones.
Jugando a ser el obediente inglés y el más servil lacayo de su graciosa majestad.

Gibraltar es la última colonia , el ultimo puerto pirata, el ultimo almacen de submarinos nucleares de desguace y de gasolineras que flotan y nos llenan más la costa de gasoil que del depósito de nuestros utilitarios.

Cuando la justicia está de nuestro lado el mazo nunca se debe dejar al otro lado, y si no, os invito a leer este caso que se dió en una universidad española. Espero que os guste.



CÁTEDRA DE DERECHO
Una mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:
- ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Juan, señor.
-¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! - gritó el desagradable profesor.
...
... Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase. Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.
-¡Ahora sí!- y preguntó el profesor:
¿Para qué sirven las leyes?...
Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:
-"Para que haya un orden en nuestra sociedad"
-"¡No!" contestaba el profesor-
-"Para cumplirlas" "¡No!"
-"Para que la gente mala pague por sus actos" "¡¡No!!
-¡¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!".
-"Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica.
-"¡Por fin! Eso es... para que haya justicia. Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"
Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo: "Para salvaguardar los derechos humanos" "Bien, ¿qué más?", decía el profesor. "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"... Seguir... "Para premiar a quien hace el bien”.
-Ok, no está mal pero... respondan a esta pregunta ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?....
Todos nos quedamos callados, nadie respondía.
- Quiero una respuesta decidida y unánime.
-¡¡No!!- dijimos todos a la vez.
-¿Podría decirse que cometí una injusticia?
-¡Sí!
-¿Por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?
-Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más!
-Vete a buscar a Juan- dijo mirándome fijamente.
Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho.

Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad y la dignidad no se negocia.

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